miércoles, 10 de diciembre de 2008

Haykus del alma

Manos de amor
ternura entregada
madre al fin.

Siembra diaria
riego amoroso
sin esperar nada.

Ojos de angustia
aliento de anhelo
ruego sordo.

Todo lo entregué
nada recogí
nada esperaba.

En mi equipaje
espero llevarme
quizás, tu candor.

Mujer que amas
enséñame el camino
que va a tu alma.

Allí te espero
no tardes amor
hay poco tiempo.

Y si te olvidas
ama por el camino
flores marchitas.

Miguel Vázquez Mesa

¡Cómo te amo!

Hay dentro de mí tanta dulzura
tengo tanto amor guardado
tantos besos para esculpir tus labios
caricias sin estrenar en mis manos.
Poemas que pugnan por florecer
pasión que derramar en ti
sosiego que gozar a tu lado.
Amor mío ¡Cómo te amo!

Miguel Vázquez Mesa

martes, 9 de diciembre de 2008

Escuchando en mi interior

(Interpretación de una melodía)
Paz interior
Inusitado silencio
Armonía sutil.

Verdes de selva
Crujir de bambú
Trinos amartelados

Sol naciente
Bruma asustadiza
Sonidos de vida

Corazón loco
Presiente al amor
Que se acerca.
Miguel Vázquez Mesa

Recorrido

Suave camino de piedras vigías, línea recta sonante, portadora de ritmo e historias. Juntos en la marcha, azul imponente, suave gris. Cielo impasible, invencible. Recorrido variado sin fin, audacia respetable del lugar al que nos acercamos. Fuego y llanto, merecida meta.

Blas Cabanilles Folgado

Unión y perdón

Ruina verde que alberga a una amada bailando al son del viento para encandilar, atrapar al hombre, a mí. Castillo derruido, en el centro se expande la unión de los dos, llenando el espacio, el bosque, se juntan, se tocan, bajo un cielo luminoso y claro. Perdón apasionado, incomprensible pero cierto. Suave rencor, muerte lenta y somnolienta. Una mano que me coge, la tuya. Tu cabello nocturno, delicia imaginaria. Nos volvemos a conocer, pasado inexistente, nueva pasión obligada, deseada. Presas de un futuro incierto, miedosos, en duda, siempre en contacto, piel con piel.


Blas Cabanilles Folgado

Escuchando una melodía

Cuando oí la música que destilaba aquel vetusto aparato, no pude por menos asimilarla al eco lejano del Tam-Tam en la selva africana y me vino a la memoria aquella vieja canción de los años cuarenta que contaba las cualidades de una famosa y conocida marca de hoja de afeitar de la época.

Dolores Martín Cid

El jinete plateado y el león

(Interpretación de un cuadro)

Una batalla inexistente se cernía sobre la mente extraordinaria del jovenzuelo que estaba tumbado boca arriba sobre la cama. Los ojos, como platos, deslumbraban el techo oscuro de la habitación en penumbra, y los brazos, en pos del cansancio, tiritaban de la emoción. Se difuminaban muros y ventanas para observar, como un ave en pleno vuelo, el combate del jinete plateado contra la manada de leones hambrientos. Nada tenían que hacer allí los súbditos del jinete, en retaguardia, ya que éste podía con todos los animales de una vez. Montado sobre su caballo negro, ataviado con mantos amarillos y rojos, que le hacían mucho más temeroso. Los rugidos no dejaban oír los gemidos de la gente que corría a su alrededor, y el salpicar de la sangre, cegadora y caliente a la luz del sol, no molestaba al valiente que blandía la espada para proteger a los aldeanos. Bajó del caballo. Un único rival quedaba ahora en pie. Los contrincantes empezaron un baile fugaz, mirándose fijamente a los ojos, moviéndose con sutileza y lentitud, arrastrando los pies. Cambio brusco, un paso adelante, un rugido inmenso al otro lado de la pared, un insulto rápido antes de producirse el sonido de la carne contra el filo, y el golpe que por poco hecha la puerta abajo. Silencio. El niño sentado en la cama, y el pomo ladeado abriendo paso al jinete plateado, sonriente y con la espada vencedora. Al fondo, la sombra de un león que ya no asustaría a nadie nunca más.


Blas Cabanilles Folgado

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Haikus

En el comienzo
todo fue oscuro
suave, frío, hostil.


Nubes de algodón
crece honda nostalgia
corazón helado.


Nubes de algodón
fino hilo cortante
alma dividida.


Milagro de estrellas
ternura invisible
canto al cielo.

Grupo Mali

lunes, 1 de diciembre de 2008

Solar

Un simple solar, ubicado perfectamente entre cuatro edificios, aislado.
Leves signos de vegetación asomaban en las esquinas, y la arena del suelo recordaba un antiguo coliseo, lisa y clara. Un rayo de sol acarició un rincón del pequeño y geométrico paisaje, surgiendo de él una sombra de medio metro, latiente y esporádica. Caminó hacia un arbusto pequeño, y, al cogerlo, éste ardió.
Se fijó en la arena, y a su alrededor oscurecía sin remedio. Su mente recuperó la nitidez y se acordó de pronto. Rodeó el solar y creó a una velocidad vertiginosa un mar de fuego que iluminaba las paredes, con una delicia cristalina. Paz en su interior, paz destinada por una concepción purificadora. Él era la abstracción del sol, una mínima parte de su misión. Como soldado fuego tenía que incendiar ese solar para evitar que se convirtiera en foco de enfermedades, una epidemia futura como el SIDA. Él, como fuego en sí, no sabía cuál era tal enfermedad, pero la botella rota que lo llamó dijo que había que pararla.
Blas Cabanilles Folgado

viernes, 28 de noviembre de 2008

El solar

Cerré los ojos; aspiré profundamente el aire con aromas de pasado, y entonces, comenzaron a emerger de mi mente antiguas imágenes veladas por la ocre pátina del tiempo. Me veía con pantalón corto de tirantes de tela, flaco, desgarbado y con una mirada soñadora. Percibí dentro de mí un sonido de disco de pizarra que desgranaba los compases de una copla de Juanita Reina, entonada por la dulce y melodiosa voz de Dª Antonia, mi madre.
En los corredores de aquella “corrala”, las vecinas trajinaban en sus quehaceres, pero sin dejar de prestar atención a la copla que cantaba su vecina.
En el ambiente, flotaba un delicioso olor a pan recién cocido en la tahona ubicada en los bajos de la casa; me embargó una placentera sensación de tranquilidad, de sosiego, de cariño…
-¡Oiga, señor! ¿Se encuentra bien?
Turbado, abrí los ojos, encontrando frente a mí a un chiquillo que me observaba con aire de preocupación. Me hallaba sentado sobre un montículo de escombro, acariciado por el tibio sol de Septiembre, dentro de un solar donde hacía muchos, muchos años, se levantaba la casa en la que vi mi primera luz.

Miguel Vázquez Mesa

ROMANÇ SIBILANT I SALAT

Samuel seu sol sobre es sòl, as vell cim des vell tossal, per sa vessant de solell que anomenen de sa sal.
Mira es cel esponerós: tres-cents núvols i un sol Sol.
Després llança es seu esguard, a surar sobre ses valls que s’estenen a sos peus.
Veu ses cases i es solars, ses bosquines i es conreus.
Sent es sorolls des silenci: cants d’ocells, remors de brisa, i s’espurneig des insectes –atrafegats, plens de vida–.
Llavors pensa –mig en somnis– en Satanàs Es Pervers, xiuxiuejant-li a s’orella ses temptacions des desert:
- Fins on abasta sa vista, tot açò que observau Vos, serà vostre i de cap més... si us prosternau davant Nos.
Samuel esbossa un somrís, puix que troba un xic ximplet aquell dimoni panxut, que no sap fer d’ell mateix.
- Com se us acut de temptar a qui se sent ple feliç?! En quin cap cap d’ofertar a qui res no necessit?!! No és quimera voler vendre a qui tot ho posseeix?!!!

SSSantiago Diaz i Cano

Un nuevo taller

Nuevo curso, otro taller, caras nuevas y nuevos aportes a este Blog.
Bienvenidos al maravilloso trabajo de unir palabras en poemas o relatos que nos permiten exteriorizar experiencias o sentimientos.
A jugar.

Adriana Serlik

miércoles, 18 de junio de 2008

Lle3, nº 2 Fanzine del Taller de Creación Literaria




El 13 de junio salió el número 2 del fanzine LLE3 con relatos realizados durante el Segundo Taller de Creación Literaria de la Universidad Popular. Su presentación coincidió con la fiesta de fin de curso de la Universidad, realizada en los jardines de la Casa de Cultura Marqués González de Quirós de Gandía.

Los participantes del taller leyeron "Homenaje a Raimon" de Carles López García, varios haikus y una obra de teatro que escribieron para este acto.

Puede descargar el fanzine Lle3

viernes, 30 de mayo de 2008

MELÓDICA ESENCIA

La primera vez que me enamoré contaba tan solo con nueve años. Fue de una melodía que cruzaba el anochecer, callejeando por las sombras y el silencio de la favela en la que sobrevivía junto a mi familia. Desde aquel acontecimiento, cada noche antes de ir a dormir, estaba abonado a asomarme a la ventana, para escuchar lo que nacía de un violín lejano. Me envolvió con ensueño, me transportaba a lo cósmico acontecido en el cielo estrellado.

No sabría describirlo, porque la primera vez que me enamoré no era consciente de ello. Nannett jugaba en la puerta de su casa con su hermano. Se divertían escondiéndose y buscándose tras la ropa tendida al sol. En una de esas, Nannett apareció bajo unos pantis colgados de su madre. La melodía no sonaba, pero se intuía como si viniese tras ella. Mientras, todo iba anocheciendo.

La favela brillaba como las escamas de un pez nocturno buceando la noche clara. La luna parecía caerse del cielo de lo enorme que estaba, permanecía a flote en el viento, guardando para sí la intención de salir a navegar.

Ya con la mirada en el firmamento, aparecía la melodía que cada noche Nannett hacía sonar. Esta vez la música me sumergía en un coloquio de astros y estrellas. Filosofaban, partiendo del siguiente planteamiento existencial: si desde mi inmediata y momentánea perspectiva propia, su existencia era considerada sideral o marina. Les respondía que eso no tenía importancia, que tal vez eran de ambas esencias, ¿cómo nombrar en su lenguaje lo oculto de la magia en ese momento? Sólo sé que la melodía era una canción marinera.

La primera vez que me enamoré me traslada a este mismo instante. Algunos años han pasado y junto a ti y tu melodía he llegado hasta aquí, al palco de uno de los mejores auditorios del mundo, para escucharte como si estuviera asomado a una de las tantas ventanas nocturnas de la favela que nos vio nacer. El concierto de nuestras vidas.

Jesús Javier Juárez

LA MUSA I EL PINTOR

El fil enganxat a la barana està destensat i d’un color gris desgastat tot i que s’intueix que havia estat jove i blanc. En l’altre extrem, al final del fil, penjat i esmirriat, el que queda d’un globus roig descolorit, que cansat i abandonat colpeja els barrots mig oxidats, emitin un soroll metàl·lic quasi imperceptible. A una primera ullada es pot pensar que la festa fa temps que ha passat. De sobte, Era va rebre una bufada d’aire caducat que l’abatí en un sopor de trista malenconia.

Ell, solitari, la barca solitària i el mar, l’immens mar....

És per a Era l’hora de marxar, ja no queda res que la retinga, que l’amarre a aquest lloc, com amarra una mare al seu fill per creuar una carretera plena de camions salvatges. Curiós, però al mateix temps que pren la decisió, nota com les vies respiratòries s’obrin i un allau d’aire nou l’acaramulla de vida. Baixa corrent les escales estretes de fusta on quasi no caben els seus peus i bota els últims cinc, passa per davant de l’aparador i ni l’espill que hi ha la pot fotografiar. L’únic que queda patent de la seua sorgida escopetada és el soroll de la porta al tancar-se.

Ell, solitari, la barca solitària i el mar, l’immens mar. Amb una lupa ajupit a proa observa una per una cada gota d’aquest extens i profund mar...

Ja en el carrer, rebufant, consulta la brúixola de la memòria i s’enfila cap a l’esquerra, per aquell carrer que sembla el decorat d’un film de vaquer solitari que abandona un poble fantasma. En arribar al final o principi del carrer i del poble, en xafar una petjada més enllà dels límits, se n’adona que aquesta vegada és diferent, que la seva sortida no té la forma del signe de l’infinit, que no és la formiga atrapada en l’embut que per molt que s’esforce al final sempre acaba relliscant i volta al principi. No, ja no pertany a la condició inhumana de Sísif. Era secret el camí i ara ja no ho és.

Ell, solitari, la barca solitària i el mar, l’immens mar. Amb una lupa ajupit a proa observa una per una cada gota d’aquest extens i profund mar...i després de rebutjar milions i milions de gotes, en troba una de color roig, que amb la precisió d’un mag separa de la resta....

Caminant camina, per aquell paratge sense marges, sense fronteres amb una direcció fixa, endavant, un pas avant, darrere un altre, després un altre, sempre amb el ritme de la decisió. Poc a poc es fa de nit, però per a Era veure com el paisatge cada vegada és més fosc, és una novetat, mai d’on ella prové el sol s’amaga com tampoc es lleva a la matinada, i tota enlluernada pel petit sòl blanc s’adentra al bosc. Les rames dels enormes arbres, els arbust , les herbes, les flors, els insectes...li donen la benvinguda amb petites marques roges, que de vegades, es converteixen en xicotets reguerols de sang i així, poc a poc o molt a molt, qui sap, arriba a un gran descampat dominat al centre per un gran om.

Ell, solitari, la barca solitària i el mar, l’immens mar. Amb una lupa ajupit a proa observa una per una cada gota d’aquest extens i profund mar...i després de rebutjar milions i milions de gotes, en troba una de color roig, que amb la precisió d’un mag separa de la resta i la guarda en una petita botella de cristall desmesuradament transparent donant la sensació, que la gota una vegada dins pareix que flote amb l’aire...

Si contàrem cada segon de la vida d’un ser humà ancià i el multiplicarem per mil, seria la mil·lèsima part de l’edat del llustrós arbre, que a més a més de la seua grandiositat, engloba un diàmetre d´almenys 20 passes d’una gran girafa africana. No cal ni dir que es tracta del típic Ulmus vulgaris, tot i que el semblant s’aproxima. El tronc marró grisós i molt fisurat, les rames primes amb el fullatge molt dens, les fulles amb el seu contorn com la mandíbula d’un taurò nen, i les flors ramillets rogencs, però els fruits...els fruits no són els típics grups de sàmares, o tal vegada ho eren, quant agrupats i esculpits per la deesa natura, tenen forma de contrabaixos, amb les seves quatre cordes tensades com els arcs dels indis, amb la seva forma de perfil semblant a la clau de Sol i el front, modelat a la imatge de la pera del paradís, aquesta que Adam va rebutjar per una poma talment deformada.

Ell, solitari, la barca solitària i el mar, l’immens mar. Amb una lupa ajupit a proa observa una per una cada gota d’aquest extens i profund mar...i després de rebutjar milions i milions de gotes, en troba una de color roig, que amb la precisió d’un mag separa de la resta i guarda en una petita botella de cristall desmesuradament transparent donant la sensació, que la gota una vegada dins pareix que flote amb l’aire. Ja en són més de 10 i segons marque l’experiència, en seran més de 100, i tal vegada hi arribe el moment en que una apenes imperceptible melodia, sortida com d’una caixeta de música, li rumorege al cor...

La llum de la lluna esquiva les fulles i directa es deixa atrapar pels contrabaixos que la deixen anar convertida en il·luminats raigs blancs transparents, com focus antiaeris, però més prims, donant la sensació d’un espectacle universalment meravellós i Era embruixada es fica a córrer donant voltes a l’om i a cada xafada, boten trossets de terra que escapats tropecen amb les cordes dels contrabaixos fent sonar la melodia més estranya i encisadora que qualsevol compositor del món ambicionara composar. El gripau il·lustre espectador observa atònit aquell magnífic carrussel i rauca en el mateix moment que 5 línies en forma de pentagrama sorgeixen del centre de l’arbre cap a l’infinit. Llavors, Era es converteix en moltes gotes roges que precipitades busquen el camí entre línies per anar a parar a tot arreu de l’univers.

Ell, solitari, la barca solitària i el mar, l’immens mar. Amb una lupa ajupit a proa observa una per una cada gota d’aquest extens i profund mar...i després de rebutjar milions i milions de gotes, en troba una de color roig, que amb la precisió d’un mag separa de la resta i guarda en una petita botella de cristall desmesuradament transparent donant la sensació, que la gota una vegada dins pareix que flote amb l’aire. Ja en són més de 10 i segons marque l’experiència, en seran més de 100, i tal vegada hi arribe el moment en que una quasi imperceptible melodia, sortida com d’una caixeta de música, li rumorege al cor. Llavors ja ho sent, ja ha arribat...ja és hora de donar la primera pinzellada.
Carles López García

miércoles, 28 de mayo de 2008

CINCO PELDAÑOS

No podía imaginar, cuando entré a ver aquella exposición de fotografía, los recuerdos que la misma iba a despertar en mí. Una de las secuencias de la exposición eran las escaleras, y esa visión me trajo a la memoria, con cierta confusión, una mezcla de sentimientos, tales como: amor, fidelidad, tristeza y rabia. En fin, creo que para poder hacer que esto se entienda, debo explicarme.
Teníamos un pequeño chalet en la sierra de Madrid, donde pasábamos los fines de semana. Un viernes de Enero, al llegar, tuve que hacer un brusco movimiento de volante a fin de no atropellar a una enorme perra que, confundida con la nieve, se encontraba tumbada a los pies de la escalera del chalet.
Tenía algunas heridas superficiales y, sin lugar a dudas, estaba desfallecida, por lo que la curamos y dimos de comer.
Una vez restablecida, su idea fija era entrar en la casa con nosotros. Nos costó bastante, pero la hicimos comprender que esas escaleras no se subían y que su sitio era una pequeña bodega, al lado del jardín, donde la temperatura era agradable.
Pasamos el fin de semana con ella paseando, jugando, pero siempre lo mismo, su obsesión era subir los 5 peldaños y entrar con nosotros en la casa. Su intención era, simplemente, y esto lo digo con mayúsculas, seguir a nuestro lado.
El domingo por la tarde, antes de irnos, le dejamos acceso a la bodega, con comida y agua. Ella creo que lo entendió y allí se quedó, viéndonos partir.
El viernes siguiente, Nieve (era el nombre que habíamos decidido ponerla) no estaba. La llamamos pero no apareció. Nuestra sorpresa fue al ver, en el quinto peldaño, al lado de la puerta de casa, un gran trozo de carne.
A Nieve no la volvimos a ver, por lo que estuvimos preocupados por su extraña desaparición, hasta que un día escuché una conversación, en el bar del pueblo, en la que el guarda del matadero explicaba como un perro había entrado y robado uno de los mejores trozos que estaban preparando para su venta y, aún cuando no había podido evitar que se lo llevara, comentaba los golpes que consiguió dar al animal, detallando como, al día siguiente, había sido visto muerto a los pies de la escalera de un chalet. Según iba oyendo un profundo sentimiento de rabia y tristeza me envolvió y, allí, en medio de aquella conversación, veía a Nieve subir los cinco peldaños para dejarnos, en la puerta de casa, su amor, representado en aquel trozo de carne, y bajar a esperarnos, posiblemente para pedirnos perdón, por haber desobedecido nuestra orden de que aquellos cinco peldaños no se subían.
José Luis Uriarte

domingo, 25 de mayo de 2008

ERA SECRET EL CAMI

La fotografía enmarca un espacio visto desde arriba, cruzado por líneas geométricas que imaginamos concéntricas.
Una línea oscura dibujada por pequeños pivotes en uno de sus lados parece delimitar sin escapatoria el espacio.
Al otro lado dos pequeñas figuras humanas llaman nuestra atención.
La de una muchacha que camina hacia nosotros con postura encogida, parece abatida, ensimismada, volcada en sí misma, con algún problema que desconocemos.
Frente a ella y en dirección contraria, un hombre joven camina erguido y a largas zancadas, acompañado de su perro.
Su aspecto desenfadado contrasta con el de la atribulada joven, sin embargo, algo en su actitud nos hace pensar que se conocen, que hay algo que los une o los va a unir, o, tal vez, los unió en el pasado.
Puede ser un encuentro, un reencuentro o una despedida, pero: ¿qué más da? Aquí solo se ha captado un instante de vida, y cada una de las personas que contemple esta fotografía la podrá interpretar como desee. Esa es la magia de la imagen SUGERIR y hacernos partícipes en la creación de su historia.

Henri Cartier Bresson dijo:
Fotografiar es reconocer en un mismo momento y en una fracción de segundo un hecho y la organización rigurosa de las formas percibidas visualmente que lo explican y le dan sentido. Es situar en el mismo punto de mira el cerebro, el ojo y el corazón. Es una forma de vivir.
María Dolores Tatay

domingo, 18 de mayo de 2008

Amor no correspondido

Es primavera y luce el sol. La tierra exultante de vida, llena de aromas y colores todo mi entorno; pero yo estoy triste y no participo en esta fiesta de la naturaleza.
Mi corazón quisiera amar pero no lo consigue, él, en cambio, derrocha felicidad y me colma de cariño.
Su nombre es Adán, tenemos la misma edad y desde que nos conocimos no nos hemos separado. Nuestros gustos son afines, reímos juntos y compartimos muchas cosas.
Hay tan solo una cosa que nos separa y crea frecuentes discusiones y desavenencias.
Esta es mi extremada afición a una fruta, que él no comparte, pues le repugna.
No podré corresponder a su amor hasta que juntos disfrutemos comiendo a la vez una manzana.
Y lo voy a intentar, poniendo en juego todos mis encantos.


Eva

Maria Dolores Tatay

viernes, 16 de mayo de 2008

SULTÁN


La caja en que venía estuvo a punto de hundirse en la acequia por la que entraba el agua a los campos. Pep se acercó y lo encontró allí dentro temblando y medio hundido, sus otros dos hermanos no habían tenido tanta suerte, estaban muertos ya. Él, que era el típico hombre de campo tosco pero de buenos sentimientos, lo agarró por el cuello y lo alzó a la altura de sus ojos… sonrió, le causó curiosidad y gracia la determinación y el empeño que había puesto el pequeño cachorrillo por sobrevivir. Lo puso en el bolsillo de su blusón donde sintió como el animal poco a poco dejaba de temblar a medida que entraba en calor y siguió regando.
Por la tarde, calculando que los últimos rayos de sol le alcanzaran hasta llegara a casa, regresó con la tartana hacia el Palmar. Como cada día, llegó a casa y se sentó frente a la mesa. Su mujer que andaba atareada en la cocina terminando la cena, ni siquiera se percató de la llegada de su marido.
- ¡Hola Nievetes, ya estoy en casa!
- Hola cariño, ya te llevo un vasito de vino.
- ¡No Nieves! No me traigas vino… tráeme un vaso de leche.
Su mujer inmediatamente se asomó muy extrañada:
- Che Pepet! ¿Qué te pasa, estás enfermo?
Él sonrió, echó mano el blusón y sacó un perrito dormido, muy débil ya, y negro como el carbón.
- Ay Pepet! ¿De donde has sacado ese pobre bicho?
Su mujer conmovida por la historia que le relató su marido no pudo más que acogerlo entre sus manos y a darle de comer. Mojaba la puntita de un paño en la leche y lo alimentó.
Ni imaginaban el vínculo tan fuerte que se establecería entre el animal y ellos, y mucho menos, que años más tarde sería ese mismo cachorrillo temblón el que devolvería a Pep el favor, rescatándolo de una muerte segura.
Sandra Esplugues

domingo, 11 de mayo de 2008

YO SIEMPRE TE LO DECÍA

Yo siempre te lo decía pero como desde hace un tiempo tenés sordera psicológica me has forzado a pasar a la acción.

Te he dejado notas, post its y pequeñas cartas en los bolsillos de tus pantalones, en tu chaqueta , en tu maletín. He llenado la casa de carteles, mensajes y pancartas. Pero nada, tu indiferencia es atroz.

Cuando me hablás sólo lo hacés con frases formales y corteses y en tus ojos hay una niebla espesa que no logro traspasar. Como no consigo que te conectes conmigo de la manera que a mí me gustaría decidí pasar al siguiente nivel, como en los juegos de rol. Te habrás dado cuenta que en este estadio he utilizado tecnología de punta. Te grabé CDs, te mandé emails, te dejé mensajes en tu móvil y por último te robé tu MP3 y grabé todo lo que pude para que cuando fueras hacia el trabajo lo escucharas. Ni aún así atraigo tu atención ,¿ qué pasó con todos esos años maravillosos que pasamos juntos, con nuestra complicidad y nuestro desparpajo a la hora de divertirnos? ¿ y el juramento de en la riqueza y la pobreza ,en la salud y la enfermedad hasta que la muerte nos separe?

No podemos seguir así, esto empeora y necesito tu ayuda y tu comprensión. No tengo la culpa de lo que pasa, en todo caso acepté el desafío y decidí batallar.Yo he puesto todo de mi parte, he sido creativa y en algunos momentos de gran lucidez tuve ideas geniales para que pudiéramos sobrellevar juntos esta situación. Estás en tu planeta, pues bien, lamentablemente yo estoy siendo arrastrada al mío. Estoy entrando en el último nivel de este juego absurdo en el que no querés participar. No quisiste venir conmigo a ver a José para que te explicara los pasos a seguir. Ahora estaré sola, me quedaré en mi mundo y veré cerrarse puertas y ventanas. Lo siento, te alejas y me alejo. Yo siempre te lo decía , esto que padezco es Alzheimer.
Gabriela Fernández-Yáñez

SALDANDO DEUDAS

Querida hermana del alma y del corazón:

Necesito que sepas lo que voy a contarte por si me pasara algo grave. Hace unos meses creí que la vida se volvía a ensañar conmigo pero ahora sé que Dios existe y que me está dando una oportunidad magnífica.

Ese día era uno de tantos que tengo desde aquello, sin embargo a pesar de todo logré levantarme de la cama, ducharme, vestirme y salir a la calle. Mis pasos me llevaron hasta la Plaza San Marcos.¡Qué ironía! San Marcos es el santo de la justicia.

Bueno, sigo contándote. Decidí caminar lentamente y disfrutar del sol, las flores y de todo lo que me pusieran delante. A lo lejos vi un hombre que paseaba con su perro. Se iban acercando y de pronto el perro se soltó y corrió hacia mí. Era simpático y tierno, lo acaricié y su dueño apareció al instante. Me pidió disculpas, le miré a la cara y treinta años se me vinieron encima. Sentí que me paralizaba, el corazón se me estrujaba y un olor nauseabundo a carne quemada, sangre y semen me ahogaba.

Me sobrepuse y convertida en otra comencé a gestar un plan perverso y cruel. Decidí iniciar una relación de amigos, él no me recordaba y eso jugaba a mi favor.

Mañana será el gran día, me invitó a cenar a su departamento y me aseguraré de que todo sea perfecto. Mañana podremos dejar de tener pesadillas. Al amanecer los vecinos verán los cristales de la ventana del Capitán teñidos de un liberador color carmín.
Hasta la victoria siempre.
Susana
Gabriela Fernández-Yáñez

viernes, 9 de mayo de 2008

DESENGAÑO

_Queridos hombres, si alguna vez una mujer les dijo aquello de que el tamaño no importa, mentían; mentían pero bien porque importa y mucho. Yo lo descubrí esta misma primavera de días calurosos y frescas noches, en la que a mediados de abril, conocí a uno de los tantos hombres de mi vida. No diré que era rubio, alto y de ojos azules como los príncipes de los cuentos, porque no sería cierto, pero sí era de un atractivo extremo, al menos para el 80% de las féminas que tenían la suerte de conocerlo. Este atractivo se debía en gran medida a su forma de vestir, por qué negarlo. Un desaliñado con gusto, con ingrata zalamería, y alguna que otra salida fuera de tono hacia sus superiores. Un chico malo, malo, malo, ante los que las mujeres dejamos pasar defectos sólo por hacernos con la medalla de oro entre el círculo de amigas que nos rodean. En realidad, no le buscaba, más bien fue él quien dio el primer paso.

Le conocíamos de vista porque frecuentaba el mismo bar de las primeras tardes solariegas, siempre acompañado de mujeres guapas. Tenía la costumbre de hablar a gritos y reírse con escandalosas carcajadas, tan criticadas por nosotras y al mismo tiempo tan ansiadas. Y una tarde, llegó solo. El eterno corrido nos quedamos mirando esos pantalones rotos, con zapatillas pesqueras y culo apetecible, mientras se acercaba. Con airosos modales me invitó a una copa que acepté sin remilgos y aquí comenzó el calvario de mi personal rollete primaveral.

Porque como os contaba no es lo mismo un autobús que un biplaza o un majestuoso rascacielos que una caseta de perro. Mi príncipe enamorado no era ni la mitad de hombre que lo que aparentaba ser, y no piensen mal mis queridos amigos, que no les hablo del sexo. Simplemente, detrás de su lujoso auto, su ático en la playa, y su cartera desbordada de dinero con la que se permitía cuidar con esmero su cuerpo y ropa interior mi hombre tenía un cerebro tan diminuto como el de un renacuajo húmedo y escurridizo. En estos casos señores, el tamaño importa tanto como el papel de regalo, se lo aseguro.
Ana Isabel Llopis

viernes, 4 de abril de 2008

Liberación

Chantal fue cerrando cada una de las persianas que aún parecían conectarla con el exterior. Ya se había despedido de lo más importante en su vida: su marido y sus hijas, solamente quedaba lo que subsistía de ella. No se sentía sola, ellos habían formado parte de esa casa, estaban detrás de cada uno de los objetos que habían tocado, pero ahora los quería lejos.

Miles de recuerdos fueron actualizándose en su ámbito y fueron acomodándose seguramente con la intención de acompañarla para siempre.
¡Que guapo y joven veía a su marido! ¡Qué bellas eran sus hijas! ¡Cuánto dolieron en su nacimiento! Pero aquello tan lejano, estaba a la vez tan presente. Ese fue un dolor con esperanza…

Mientras se movía por la casa, cuando el dolor se lo permitía, repasaba mentalmente la sentencia en la que el estado le había negado su ayuda. Siendo maestra se había ceñido, como cualquier ciudadano, a los designios de la ley, sin cuestionamiento alguno y ahora le hablaban de derechos, de ética, de justicia, de moral. Lo único que había solicitado era el derecho de ese acto de libertad que cada ser humano posee sobre su vida, que la liberaran de ese dolor maldito y la dejaran morir en paz. También había escuchado a los así llamados religiosos, a aquellos que al parecer se olvidaban lo que significaba la palabra misericordia o compasión cuando se trataba de ayudar a los vivos a continuar con vida o a ella a querer su muerte.

Se sentó en el sofá, bebió su té y se recostó. Cerró sus ojos y le pareció ver a muchos que venían a entregarle el respeto que tanto pidió.

Iván Parra Ampuero

viernes, 7 de marzo de 2008

Presentación de Lle3 nº1






El 6 de marzo a las 20 horas presentamos en la Casa de Cultura "Marqués González de Quirós" el fanzine LLE3 con relatos, haikus y otros poemas realizados durante el Primer Taller de Creación Literaria de la Universidad Popular.

Puede descargar el fanzine Lle3

Introducción

Los textos que encontraréis en este fanzine, realizados en el Taller de Creación Literaria, nos descubren el mundo de un grupo de escritores noveles que ante un ritmo, una melodía o una palabra revisan interiormente su significado y lo transforman en un haiku, un pequeño poema o un relato. Decía Jorge Luis Borges que "... toda poesía es misteriosa; nadie sabe del todo lo que le ha sido dado escribir."A partir del desarrollo de una idea, en la construcción de significados que configuran un texto, se reencuentran con su capacidad para crear un espacio sin limitaciones de letras, sentimientos y sensaciones que no son nuevas pero parecen brotar con más fuerza, les produce felicidad y les sorprende por su aparente simplicidad.
Si la misión del arte es revelar la relación entre el hombre y el universo que lo circunda, la misión de la creación literaria sería la de unificar esa revelación con el uso de sus instrumentos: las palabras, con originalidad, expresividad y aportándoles un sentido necesario y maravilloso.

Adriana Serlik

sábado, 16 de febrero de 2008

Hablamos de teatro con Ximo Vidal, Ignasi Moreno y Gabriel García Frasquet


El siete de febrero a las 19 horas en la Casa de Cultura "Marqués González de Quirós" dos actores y dramaturgos, nacidos en Gandía, con importantes premios ( Premi Octubre de Teatro 2005 y Premio Max por el mejor espectáculo infantil 2005), hablaron sobre el proceso creativo en el teatro.
El dramaturgo aficionado y el director teatral profesional reflexionaron sobre la importancia del teatro en la sociedad actual.
Ximo Vidal luego de realizar un trabajo de relajación con el público, nos habló sobre sus experiencias teatrales: sus aciertos y errores.
Ignasi Moreno cuestionó la capacidad de algunos directores teatrales de modificar totalmente un texto dramático.
¿Se lee teatro? ¿ Se compran en las librerías obras de teatro? ¿Compran las bibliotecas obras teatrales?

Presentó Gabriel García- Frasquet, director del CEIC Alfons el Vell, catedrático de historia, autor de Literatura i societat a la comarca de la Safor (1833-1936), El teatre al país valencià: el cas de la Safor (1800-1936), Sermons satírics, violes dór i capellans poetes: (La Safor, 1900-1936) quen nos recordó su primera actuación cuando era un niño.

miércoles, 23 de enero de 2008

MANUAL DE INSTRUCCIONES

Homenaje a Julio Cortázar

CÓMO BAILAR
de Ivan Parra Ampuero


El bailar es una de las actividades más maravillosas de esta vida. Habrá que decidir que tipo de baile queremos practicar, solitario, acompañado, de exhibición, con acrobacias, street dance, lírico, streak dance, funky, etc.
Supongamos que sólo queremos bailar acompañado y sin ninguna floritura o exhibición. También supongamos que tenemos ya decidida la pareja con quien queremos bailar porque eso puede requerir otro tipo de instrucciones específicas sobre cómo pedir a una chica que nos acompañe a bailar.
Nos encontramos frente a nuestra pareja, aunque no sé porque se le llama pareja cuando el baile en sí puede resultar de lo más disparejo y desacompasado.
Supongamos además es un baile simple como un vals. No sé porque le llamo simple si puede ser lo más complicado y desgraciado, baste mirar a las parejas de recién casados.
Coja a su pareja por la cintura con la mano izquierda y con la derecha, junte su mano la de ella delicadamente, pero firme y elévela a la altura de la cabeza.
También vamos a suponer que los bailarines son de la misma estatura porque de lo contrario pueden darse figuras muy raras y contrahechas (como por ejemplo si el hombre mide 1.90cmts. y la chica 1.50cmts. o si la situación es a la inversa, peor aún.
Escuche la música y deslice su pié derecho hacia delante y la chica hacia atrás, y su pié izquierdo fléctelo a la altura del talón del pié derecho, luego el derecho a la altura del talón del pié izquierdo y así sucesivamente. Trate de dar pasos cortos o se parecerá al desgraciado novio antes mencionado. Una vez que esto está claro, trate de hacer giros cortos (por supuesto llevando a su compañera, ahora si decide dejarla por su cuenta, quizás innovará la forma de bailar el vals).
Seguramente tiene en mente a aquellos bailarines de las películas que hacen unos giros fastuosos y bailan con una gracia de alguien dotado. Si se ejercita, no es tan difícil, el único problema es que al final del baile las nauseas no se las quitará nadie, en su mareo trate de encontrar a su pareja y salgan del salón pues las cosas pueden ir a mayores
PARA SALIR DE UNA DEPRESIÓN
de Jesús Javier Juárez

A Iván

Si cuando nos trajeron a este mundo, llamado vida, no traíamos adjunto un libro de instrucciones o el que venía no incluye el apartado “Depresión: cómo librarnos de ella”, deberemos echar mano de nuestra imaginación más optimista. Aquí pongo la mía al servicio del lector.
Yo recomiendo situarse delante de un espejo en el que nos reflejemos de cuerpo entero. Lo siguiente será desnudarse ante nuestro propio reflejo mientras de fondo hemos hecho que sonara una canción divertida. El objetivo es sentirse ridículo al mismo tiempo que se olvidan los motivos básicos de nuestra triste decadencia. Una canción como “Macho Man” puede ayudar si al mismo tiempo se realizan movimientos espasmódicos o de pésimo escándalo, intentando hacer como si se bailase.
Tanto si logramos reírnos de nosotros mismos como si no, el siguiente paso es inflarse a comer chocolate.
Pero ahora en serio. Al mirarte al espejo céntrate en la parte de tu cuerpo desde la que veas cerca tu alma; asómate a tus ojos. Pregúntate. ¿Qué es lo que ves? No dudes de ti. Si ves a un niño sonriendo y lo asemejas a tu rostro de infante, ese niño sigues siendo tú. Amigo, eso significaría que ya estás saliendo de tu depresión, y aclaro que para salir debiste preciso antes haber entrado y haber pasado por ese pasillo oscuro y cuesta abajo. Empieza subiendo el primer peldaño de la escalera que ya asoma.
QUÉ HACER CON EL CALENDARIO DEL AÑO PASADO
de Concha Peiró Sancho


En primer lugar, se descuelga de la pared si es grande con gancho para colgar, o se quita de la mesa, si es de los pequeños y que durante todo el tiempo ha estado patas arriba, para dejar paso al nuevo, como se deja paso a un nuevo día, mes, año. El calendario simboliza el paso del tiempo y como él, no tiene marcha atrás. Puedes volver a pasar las hojas, una y otra vez, pero no te engañes, sólo será simbólicamente.Así que lo lógico será tirarlo a la basura aunque también puedes conservar alguna hoja, o mejor aún un día concreto, o dos, o tal vez muchos si el año ha sido pródigo en momentos maravillosos y olvidar los malos que te hayan podido ocurrir, como arrancando de tu vida lo negativo, al igual como arrancas las hojas de tu viejo calendario.
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CÓMO SE ENCIENDE UN TELEVISOR
de José Luis Uriarte
No es difícil, pensé; no me costará, decidí, no obstante ¿Cuándo lo hago?Me fije en el aparato, allí estaba, delante de mí, mirándome, incitándome, hablándome sin decir nada, pero reclamando mi atención para descubrirme todo lo que tenia dentro, todo lo que podía mostrarme. No obstante me dio miedo romper su silencio, que era, a su vez, mi silencio, romper su paz, que era la paz que en ese momento quería, sentía y tenía. No podía, pero lo hice, me levanté, me dirigí a él y lo encendí, me di la vuelta y me aleje.

CÓMO PONER LA FUNDA A UNA ALMOHADA
de Gabriela Julia Fernández-Yáñez

Primero y principal: la almohada no debe tener puesta la funda porque de lo contrario no hará falta ponerla. Habiéndonos cerciorado de esto, procederemos a realizar lo que debemos realizar.
Segundo paso: se meten las manos por dentro de la funda hasta llegar al otro extremo. Los brazos quedarán cubiertos por la funda y las manos se asomarán. Éste es el momento preciso para agarrar la almohada por las orejas o puntas tirando hacia uno mismo.

Tercer paso: en ese instante se suelta todo y se sacan las manos. Rápidamente tomamos a la almohada por el lado opuesto, la apoyamos en nuestro abdomen y tiramos de la funda hacia nosotros.

INSTRUCCIONES PARA ENTENDER EL PALAU DUCAL
de Gabriela Julia Fernández-Yáñez

Al acercarse al Palau Ducal desde el Ajuntament usted verá un gigantesco cuadrado de piedra similar a un terrón de azúcar. No tema, hay cosas peores.Primer paso: se debe pensar o visualizar que usted está entrando en el conocimiento de una mujer, del cuerpo de una mujer, más exactamente de Lucrecia Borja.Las mujeres en general tienen zonas muy visibles, amplias, claras; otras semivisibles y otras ocultas, húmedas y oscuras. En el caso de Lucrecia también hay que tener en cuenta que fue moneda de cambio y que por lo tanto en el Palau usted también encontrará estas zonas (como esas horribles y despersonalizadas aulas u oficinas). Es decir, algo hay que entregar para negociar.Segundo paso: las zonas visibles son lo que son pero lo que usted necesita saber es que dentro del Palau todo lo que vea no es lo que es. Por ejemplo, hay paredes que se mueven, espejos que no existen, puertas secretas, habitaciones ocultas, ventanas que se van achicando (por el llamado cortejo medieval), ventanas que comunican con el demonio y más. Como le digo, sospeche de todo que nada es lo que es.Paso final: entonces si usted tiene claro que no va a ver un edificio histórico, si no que va a hacer un recorrido por el cuerpo de una mujer, en este caso Lucrecia Borja, podrá entender todo lo que vea, toque o lea en el Palau Ducal de Gandía.Recuerde que lo peor que le puede pasar es encontrarse con una exposición de arte moderno dentro de sus salones. ¡Puaj!
CÓMO PICAR CEBOLLAS SIN LLORAR
de María Dolores Tatay

Podemos exponer tres teorías que nos dan diferentes soluciones sobre la forma más adecuada de picar cebollas sin llorar.La primera dice que hay que hacerlo con un cuchillo bien afilado y mientras se corta la cebolla, dejar ésta debajo del grifo abierto, para que el agua lave la cebolla y no nos lleguen sus efluvios, con lo cual no lloraremos.La segunda presupone que si la persona que realiza la tarea tiene los ojos oscuros estará ya de por sí protegida del llanto, pues sólo los ojos claros son sensibles a la cebolla.Y la tercera, que yo les recomiendo, consiste en hacerlo provisto de unas buenas gafas de buceo. ¡Es infalible!
INSTRUCCIONES PARA MATAR HORMIGAS EN GANDÍA
de Xelo Miranda

Miles de hormigas, como guerreros malditos, recorren entre adoquines las calles de Gandía. Perpetran fechorías, devoran la epopeya de esta ciudad ducal. Armados a su firme paso, con sus potentes mandíbulas, trituran en bibliotecas historias, relatos, gestas... invaden hogares y ansían hasta las almas de sus pobladores. Y comen y comen, mientras engullen los sueños escondidos en álbumes de fotografías. Son ánimas que vagan desesperadas en un océano, como olas que no descansan nunca.
Leyes, planes instrucciones... no están más que recogidos en las mentes de unos pocos supervivientes que, cada noche, se refugian en los claustros del convento de Santa Clara, en los que se oye el silencio que crece como un cáncer. Arriba, las novicias entretienen a las hormigas preparando los mejores dulces, hasta que sacian a sus ávidos estómagos y harto satisfechas regresan a la profundidad de sus hormigueros.
¿Cómo derrotar a tan ferviente negro éjercito, que bajo el negro manto de la noche desvela la vigía de los pocos que quedan?
-¿A qué temen?
- A la luna llena.
-Pues... hablemos con ella.
-Sí, pero ¿Qué nos pedirán a cambio?- Sólo se oye silencio.
Susurrando, encaramados en la roja y metálica pasarela, al final del paseo, conversan con recelo con la bella luna llena, que les dice: "En las noches venideras deberéis dejar, en las puertas de cada casa, los mechones más rubios de vuestros hijos en pozales llenos de agua; también servirán los cabellos blancos de los más ancianos, repartidlos por doquier y esas noches no abandonéis ya vuestros hogares, porque aunque yo no sea la fulgurante y redonda Artemisa, tened por seguro que mi luz las cegará, deslumbrando sobre pozales repletos de plateados cabellos”.
Y así fue. Como hojas de árbol secas fueron cayendo, confundidas por el ciclo de la luna, emitiendo desgarradores sonidos que se perdían en las noches blancas. Mientras la luna montada en lo alto del Mondúver reía y reía con su media cara. Y tanto rió que quedó empachada de nuevo, abotagada como un globo que no deja de crecer y asustada perdió el equilibrio de lo gorda que era.
-¡Rápido, a por la pólvora, hay que deshincharla!- gritaron.
Y sobre un cielo confuso, subieron destellos de colores que explotaban en su inmensa amarilla cara. Retomando su mediana forma poco a poco, aliviada, resollando más tranquila.
Así que no pidió más nada; que la dejaran tranquila; no pidió precio alguno por tan gran favor, acóstandose bien pronto esa noche, de lo cansada que estaba...
Sólo sabed que quedó escrito sobre un peldaño secreto del viejo convento. "Cada vez que la luna ría tan a gusto, deberemos llenar la noche de colores, de olor a pólvora y estruendos, para no oir su temible burlona risa y para que no nos reviente de gorda”.

martes, 22 de enero de 2008

SEX...? Una palabra, muchos significados

Apenas podía andar pero sabía que si proseguía llegaría hasta el final. Sus pasos describían un par de líneas continuas, mientras sus gotas de sudor se evaporaban antes de llegar a la arena, vista se nublaba conforme iba llegando al mediodía. Cuando parecía que todo estaba a punto de terminar allá a lo lejos, apenas perceptible, un cartel luminoso indicaba… 7 km. Sexshop.

¡7 km! ¡Dios mío! ¡No puedo desfallecer! Tenía tanta sed que su lengua se pegaba al paladar. Distraer la mente, es lo que debo hacer – pensó, empezó a canturrear una canción que recordaba desde niño mientras continuaba caminando acompasadamente y de forma regular; no quería sudar demasiado porque sabía que no llegaría al sexshop donde podrían ayudarle. Tenía gracia la cosa. De todas las casas o bares que hubiera podido encontrar, se tropezaba con una tienda de ese estilo.

Pero bueno, las cosas son como son, allí le darían agua y seguramente algo más. La sola idea lo comenzó a excitar y se olvidó del sudor. Ahora, su único anhelo era llegar y satisfacer su sed y seguramente otras necesidades.

Su imaginación se entretenía en evocar desnudos exóticos, lupanares llenos de mil y una diversiones, se olvidó del canturreo y se veía besando, bebiendo, sintiendo cosas que iban más allá de la imaginación más fértil.

De pronto llegó al lugar y presintió la realidad, este sexshop había dejado de existir hacía ya muchos años. Ahora era un lugar desierto.

Carles García, Concha Peiró Sancho, Iván Parra Ampuero


Malena es adicta a los placeres prohibidos, de la vida bohemia y a veces sucia, de locales turbios y pestilentes y de las malas compañías. Viste provocando y también camina así, insinuando todo lo que desea poseer, marcando su cigarrillo con el brillo del pintalabios.

A Malena le gusta bailar bajo los calientes focos rojos, lo hace por gusto y por trabajo así que cada tarde se enfunda un bonito corsé también rojo, unas altas botas de plataforma, una larga cabellera rosa postiza y se dirige al sexshop de la esquina de su barrio, moviendo su cadera de lado a lado, como tropezando con las paredes.

No se sentía plena ese día, ese movimiento de caderas era un poco por obedecer el rol que estaba jugando. Sí, era la puta del barrio, pero poco le importaba lo que la gente dijera u opinara.
Tomó posición en su acostumbrado lugar, pero notó algo extraño en la atmósfera del lugar. No sabía si achacarlo a su estado de ánimo o verdaderamente ocurría algo. Comenzó a bailar y desde su posición trato de buscar a sus conocidos, compañeros de farras y juergas, tampoco andaba por allí su proveedor de crack, incluso la música era diferente. Definitivamente este sexshop estaba cambiando de ambiente. De pronto notó algo definitivamente extraño, había dos tipos con cara de maderos en el extremo de la barra.Después de observarlos largamente, llegó a la conclusión de que los dos policías le sonaban, que le eran extrañamente familiares. Así que con pasos decididos, caminó directamente y sin ningún tipo de preámbulo, les preguntó quienes eran y que hacían en este lugar. Hernández y Fernández contestaron al unísono. Estamos buscando a Milú y tenemos varias sospechas de que se encuentra aquí. Malena sin inmutarse en lo más mínimo, les contestó: Lo siento, pero se han equivocado de sexshop y de cuento. Y colorín colorado con el sexo hemos topado
Xelo Miranda, Iván Parra Ampuero, Carles García.


Irene estaba emocionada y excitada. Tenía 30 años recién cumplidos y todavía no había entrado nunca en un Sex Shop. Ahora, era ella la encargada de comprar las típicas chorradas que se adquieren para las despedidas de soltera. Su amiga Laura, después de 10 años de convivencia quería formalizar su relación. Temerosa e intimidada, fumaba un cigarrilllo a las puertas del establecimiento. Finalmente, se decidió a entrar.¡Oh!... no podía creer lo que sus ojos veían, era maravilloso, nunca pensó que aquello podía existir; era un mundo nuevo lleno de amor y pasión que, para ella, nunca habia existido. Se recreó en aquella increible y deliciosa tienda de objetos, llamada "Sex SHOP", y se quedó pensando: Quería, pero no quería, sentir, experimentar las sensaciones, que desde los distintos estantes, carteles y letreros le decían, en un susurro, el mundo que nunca penso podría existir.

Se mojó los labios con una cremita afrodisíaca, y se puso a tono, muy a tono; cogió y tocó los "dildos" gigantescos que giraban y giraban e imaginó semejante tamaño "perforando sus intimidades". ¿Y qué me dices de aquel vibrador que te lo introduces en el momento menos pensado, o en la comida más aburrida con tus suegros? le das al mando a distancia y ¡a gozar! ¡Que te tiemblen las piernas y taconeen los pies! bajo el mantel de la aburrida mesa, con los contertulios que verán como tu rostro enrojece, tu sonrisa se tuerce, tu respiración se acelera, jadeas y alguien pregunta.-"¿Qué pasa Irene, te encuentras bien?". Y tú, sonríes y contestas. -"¡Nunca había estado mejor...!"Así que, mientras sus pensamientos se desvanecían al oir a la dependienta preguntar: -"¿Lo tiene claro señora?"-, abrió su enorme bolso y decidió que todos esos juguetitos se iban a ir con ella, ya buscaría otro ratito pata comprarle a Laura otras "cositas", que lo del Sex Shop le había encantado.

-"¡Volveré, juro que volveré!- balbuceó al salir.
Ana Llopis, José Luis Uriarte y Xelo Miranda


Era una noche fría, lluviosa, en definitiva una noche desapacible, en la que el mundo se había "parado". No había nadie en las calles de aquella pequeña ciudad; sólo las sombras de las pocas farolas encendidas y de algún comercio con su escaparate alumbrado ponían “vida” en aquel lugar. De pronto, por una esquina de un pequeño comercio de sexshop aparecía un hombre trajeado, que se detuvo curioso ante el llamativo escaparate. Su aspecto de respetado caballero contrastaba con los consoladores y aparatos sexuales que se ofertaban en el sexshop. Pero a él, no parecía importarle. Sin pensar, en la lluvia que caía o las pocas personas que nos habíamos atrevido a transitar esa noche, se aferró al espejo como intentando conocer mejor lo que había en el interior. Parecía estar contento, por esa sonrisa picarona que se dibujaba en su rostro. De repente, giró bruscamente sobre sus pies y me miró.

La sorpresa fue tan grande que no pude reaccionar. ¿Cómo podía ser? ¿No estaba muerto? ¿Era él realmente? ¿Mirando el escaparate de un sexshop? Sí, era él, el desgraciado pervertido que abusando de su poder, autoridad y confianza nos había violado a todos los que le gustábamos. ¡Maldita casa de acogida!

Saqué mi navaja, con la otra mano le agarré los testículos y con un movimiento rápido se los corté. La sonrisa ya no estaba en su rostro. Fui feliz.

José Luis Uriarte, Ana Llopis y Gabriela Fernández-Yáñez

En esa ciudad marítima sólo había dos sex-shops. Uno estaba en la playa, cerca de los hoteles y el otro estaba en el pueblo propiamente dicho. Lo curioso de estos establecimientos era que nunca se veía a nadie entrar, ni salir. A pesar de esta curiosidad, sobrevivían económicamente, es decir, que no estaban en quiebra o fundidos. Sorprendente, ¿verdad?.

Decidimos indagar y entramos en el de la playa a dar una mirada como hacen los clientes de este tipo de negocio, antes de comprar. Para ser una tienda, estaba bastante pobre de luz, y una rubia descotada presidía un mostrador mientras fumaba un pitillo con actitud provocadora. Ojeamos distraídamente falos andantes; falos rojos, azules, grandes, pequeños… mientras nos hacíamos una idea del conjunto del local; no era grande ni tampoco pequeño, de forma cuadrada y recubierto de estanterías, excepto la pared del mostrador que tenía este mueble y cajones de diferentes tamaños. De pronto, al fondo descubrimos una puerta de color rojo con un letrero que decía: Final del Sex-Shop.

¿A qué se referiría ese letrero con “Final del Sex-Shop”? Pensamos que si fuera un puerta de salida debería poner “Exit”. Ambos coincidimos en este razonamiento y nos picó la curiosidad. Nos acercamos a la puerta misteriosa y roja. Dudamos en un último instante, ¿estaría prohibido pasar? La rubia que fumaba despechada no alcanzaba a vernos. De seguido escuchamos algo de ajetreo detrás de la puerta y una voz que cortando el movimiento gritaba -¡Silencio!- Abrimos la puerta y entonces caímos en la cuenta de que estábamos interrumpiendo una escena de una película porno.

Gabriela Fernández-Yáñez, Concha Peiró Sancho, Jesús Javier Juárez

jueves, 17 de enero de 2008

HABLEMOS DE LIBROS con Joan Olivares


Este encuentro, abierto a todo el público interesado en entablar un diálogo directo con creadores literarios: poetas, narradores, dramaturgos o ensayistas, se realizó el 17 de enero a las 19 horas en la Casa de Cultura "Marqués González de Quirós"

Presentó Rosa Magraner Grau, Profesora de valencià del Instituto Jaume II El Just de Tavernes de la Valldigna.



Joan Olivares, novelista, licenciado en Física y profesor de Matemáticas del Instituto de Albaida, es un experto constructor de relos de sol. Nace en Otos en 1956.
Ha recibido el premio Ciudad de Valencia en 2006 por la novela "Pana Negra", recientemente publicada y de la que se habló en este encuentro. En 2007 le han entregado el XIV Premio de Literatura Erótica de la Vall d´Albaida por "Pell de pruna". En 2005 recibió el Premio Andròmina por "Pólvora de rei", en los Premios Octubre de Narrativa, novela publicada con el título de "L' Strep".

miércoles, 2 de enero de 2008

HALLAZGO

La poesía es su morada
y al visitarla he visto
que las palabras son rocas
del verso en que nos recibe.

POEMA

¿Dónde principias mar, dónde te viertes?
¿Dónde principias agua?
En el principio, antes del agua.

Iván Parra Ampuero