Cuando oí la música que destilaba aquel vetusto aparato, no pude por menos asimilarla al eco lejano del Tam-Tam en la selva africana y me vino a la memoria aquella vieja canción de los años cuarenta que contaba las cualidades de una famosa y conocida marca de hoja de afeitar de la época.
Dolores Martín Cid
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