jueves, 20 de enero de 2011

JOAQUINA BARBA visita el Taller

La escritora Joaquina Barba visitó el Taller de Creación Literaria. Compagina su pasión por la literatura con su tarea docente.
Se dio a conocer en el mundo de la literatura juvenil con "Sonia i els maquis" publicada por Tabarca en 2003.





Su última obra, publicada en 2010 por Ediciones Bullent " SOS! BULLYING" ha acaparado la atención de docentes y un gran público juvenil.

OBSOLESCENCIA

(Se denomina obsolescencia planificada (también conocida como obsolescencia programada) a la determinación, planificación o programación del fin de la vida útil de un producto o servicio de modo que este se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible tras un período de tiempo calculado de antemano, por el fabricante o empresa de servicios, durante la fase de diseño de dicho producto o servicio).

MI SUPER LAVADORA
La lavadora iba a cumplir diez años cuando, por primera vez, me dejó tirada. Sabía que tarde o temprano, dejaría de funcionar, y sin embargo me pilló de sorpresa. Bueno, si he de ser sincera, ya llevaba algún tiempo mirando prospectos, quedándome clavada ante el televisor maravillada por los progresos de la técnica.

Decidí llamar a Ángel, el técnico de la familia. Le conocía desde siempre. Cuando algo se estropeaba en casa, mi madre siempre recurría a él. Me recordaba a la ya desaparecida figura del médico de familia, ese señor de apariencia seria que, sin embargo, era todo paciencia y delicadeza cuando del paciente se trataba. No le importaba el tiempo, escuchaba tus problemas, como si no hubiera nada más importante en el mundo. Así era Ángel ante una máquina, la inspeccionaba con detenimiento, se adentraba en sus entrañas con la pericia de un cirujano, y cuando detectaba la avería con suma delicadeza la reparaba. A penas llegar, impecablemente vestido con su inconfundible caja de herramientas (siempre me ha asombrado lo que podía sacar de ella), se dispuso a examinar la lavadora sin hacer mucho caso de mis negros presagios. Yo mientras tanto, no dejaba de hablarle de los nuevos modelos, su gran capacidad, sus múltiples prestaciones, sus hermosos diseños…´Tan enfrascada estaba en mi perorata que no entendí lo que en ese momento trataba de explicarme. Para mi sorpresa, me aconsejaba que arreglara la avería ya que esa lavadora era una mina. Ya no se fabrican ni se fabricarán máquinas como ésta, me dijo muy serio. En principio, me sentí contrariada ya que la ilusión de tener una lavadora de última generación se me venía abajo, pero algo en mí me empujó a hacerle caso, al fin y al cabo, él era un profesional de absoluta confianza.

Hoy, después de veinte años, sigue funcionando como el primer día, y cuando oigo las quejas de mis amigos sobre lo poco que duran hoy en día los electrodomésticos, no puedo dejar de pensar en mi flamante y fiel amiga, mi Súper lavadora.

Mª José Frasquet Todolí


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¿OBSOLETO?


Aquel día, nuestro frigorífico dijo: ¡No! Había sido un regalo de boda y llevaba con nosotros una pila de años. Era de una marca conocidísima, que presumía de enfriar bastante más que otras con las que competía en el mercado. Descendía de aquellos frigoríficos de madera, en los que se introducía el hielo y ellos hacían el resto, sin necesidad de energía eléctrica.

Éste, hubiera seguido funcionando, si no hubiera sido porque una tormenta de verano con su consiguiente descarga eléctrica, ocasionara la quema del motor Nosotros nos resistíamos a jubilarlo, porque su comportamiento en tan larga vida, había sido ejemplar.

Cuando el técnico llegó, lo examinó con detenimiento y a continuación aconsejó la renovación, porque la sustitución del motor era tan cara como la compra de uno nuevo.

Al despedirse de nosotros, desde el umbral de la puerta, giró la cabeza y añadió: Cuando compren otro frigorífico, ¿les importaría darme éste, en vez de tirarlo?

Quedamos sorprendidos, porque esta frase no guardaba relación con su consejo de técnico. Así que, le preguntamos:-¿No decía usted que estaba inservible?

Su respuesta no se hizo esperar: -Es que nosotros le ponemos un motor de segunda mano, del desguace, y lo alquilamos o vendemos para su utilización en campings de la zona. Eran los años 60, cuando estas situaciones y otras parecidas se daban con asiduidad.

Nuestro frigorífico tuvo una larga vida veraniega y multifamiliar y el hueco que dejó, fue rápidamente invadido por otro modelo más moderno, y después por otro, porque de forma apresurada, todos ellos se iban quedando obsoletos.

Lola Júdez

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LA BUFANDA

Andrés caminaba cabizbajo arrimado a la pared. El frío había invadido las calles y pasear había dejado de ser agradable. Los chicos jóvenes, abrigados con chaquetones de última generación, corrían con sus monopatines y lucían complacidas sonrisas que parecían brotarles de aquellos auriculares que ocupaban sus oídos.

A veces echaba de menos alguna de aquellas prendas de abrigo, porque el suyo, perdido el color y raído, apenas le daba calor. Llevaba demasiado tiempo sin su trabajo, una labor que realizaba a conciencia y con precisión, porque su jefe le dijo que no se ponía al día, que la falta del conocimiento y manejo de los nuevos artilugios electrónicos que invadían el mundo, eran un impedimento para prestar un servicio adecuado a los clientes.

Mientras anda con ritmo cansino se abriga bien con la bufanda tan pasada de moda que casi se avergüenza de ella. Mientras camina recuerda cómo perdió el empleo, la casa, el coche, la familia, todos sus bienes, en fin.

Mira las nuevas fincas, brillantes, llenas de adornos, y las compara con el húmedo rincón bajo las escaleras del parque del que ha hecho su dormitorio, su hogar. Allí no hay modas, ni hijos, ni televisores espectaculares que lanzan al aire las miserias de la gente, la violencia de un mundo que corre hacia adelante porque teme que si se detiene se le va a acabar el espacio, el tiempo, la comodidad, la vida.

Llega a su rincón, se envuelve en un cartón y su vieja manta y come unos mordiscos de un mendrugo de pan. Le alertan unos sonidos que le inquietan. Busca con la mirada y ve un pequeño gatito que, tiritando de frío, no sabe dónde meterse. Lo coge con cuidado, lo acuna ligeramente, se quita la vieja bufanda tan pasada de moda y, mientras envuelve con ella al indefenso animal, piensa qué habría hecho con ella si fuera nueva y de última moda.

José Climent

Otro final: ... piensa que en la vida nada hay más obsoleto que la locura de vivir sin vivir.

Otro final: ... piensa que nada hay obsoleto si todavía a alguien le sirve.

Elige el que más te guste. PREGUNTA: ¿Es la nostalgia algo obsoleto?

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OBSOLETISMO MUSICAL

El primer casete, que el padre de Tomas le compró fue ”La cagaste Bud Lancaster” de Hombres G, luego vinieron La Unión, Alaska y Dinarama, Héroes del silencio. A veces las contaba y tenía más de doscientas, entre originales y grabadas en aquellas cintas tdk de sesenta y noventa y pasaba horas diseñando sus propias portadas. Y cómo olvidar aquel primer disco compacto “Dangerus” de Michael Jackson casi te podía cortar el sonido, pulcro, limpio que salía de aquellos primeros reproductores de CDs que su padre resignado, se apresuró a comprarle.

Su afán por el coleccionismo hizo que su cartera temblara cada vez que pisaba una tienda de discos, y su espacio, cada vez más limitado, hizo que las pobres cintas pasaran a ocupar varias cajas en el trastero.

Sufría grandes neuras melómanos; igual compraba CDs de Led Zepellin, Rolligs Stones o The Who, un mes le daba por el rock clásico y al siguiente por los años ochenta y barría la estanterías con todo lo que encontraba de Depeche Mode, Duran Duran o Simple Minds, pero el tiempo pasa implacable. Ahora en casa de sus padres duermen todos y por las noches lloran, pero nadie les oye.

En su casa tiene un disco duro de quinientos gigas con toda la música que un mortal puede soñar y a veces piensa en lo poco que le ha costado conseguir.

Para el día del Padre, asesorados y financiados por su madre, sus hijos le han regalado un tocadiscos, imitación de los pik-ups que se fabricaban en los sesenta, y ahora se pasa todas sus horas muertas buscando viejos vinilos en el Ebay.

Francisco Escrivà Costa

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Ja han passat els Nadals, temps de consumisme.

Hi ha coses que caduquen i altres que no, encara que hui en dia procurem retirar de la circulació alguns efectes personals com la roba o jocs, que per tindre uns quants anys ja, s’han quedat obsolets o passats de moda.

Segur que tots hem aprofitat el Nadals per a donar o canviar eixos objectes que van envellint a les nostres cases: un ordinador de 13 anys que costa d’engegar, una cafetera ennegrida, la planxa que no funciona bé, una aspiradora que s’atura, etc.

Parlem de roba? ¡Ai! Les esportives noves, calces amb dibuixos, la jaqueta llarga, botes altes, jersei amb estampat geomètric.

Alguns esperen aquest temps de consum per a procedir així a l'Obsolescència Planificada

que manen els cànons del bon consumidor.

Però, ja se sap: per al bon consumidor, tots els moments són bons i ara vénen les rebaixes.

Pilar Viñao