domingo, 11 de mayo de 2008

SALDANDO DEUDAS

Querida hermana del alma y del corazón:

Necesito que sepas lo que voy a contarte por si me pasara algo grave. Hace unos meses creí que la vida se volvía a ensañar conmigo pero ahora sé que Dios existe y que me está dando una oportunidad magnífica.

Ese día era uno de tantos que tengo desde aquello, sin embargo a pesar de todo logré levantarme de la cama, ducharme, vestirme y salir a la calle. Mis pasos me llevaron hasta la Plaza San Marcos.¡Qué ironía! San Marcos es el santo de la justicia.

Bueno, sigo contándote. Decidí caminar lentamente y disfrutar del sol, las flores y de todo lo que me pusieran delante. A lo lejos vi un hombre que paseaba con su perro. Se iban acercando y de pronto el perro se soltó y corrió hacia mí. Era simpático y tierno, lo acaricié y su dueño apareció al instante. Me pidió disculpas, le miré a la cara y treinta años se me vinieron encima. Sentí que me paralizaba, el corazón se me estrujaba y un olor nauseabundo a carne quemada, sangre y semen me ahogaba.

Me sobrepuse y convertida en otra comencé a gestar un plan perverso y cruel. Decidí iniciar una relación de amigos, él no me recordaba y eso jugaba a mi favor.

Mañana será el gran día, me invitó a cenar a su departamento y me aseguraré de que todo sea perfecto. Mañana podremos dejar de tener pesadillas. Al amanecer los vecinos verán los cristales de la ventana del Capitán teñidos de un liberador color carmín.
Hasta la victoria siempre.
Susana
Gabriela Fernández-Yáñez

No hay comentarios:

Publicar un comentario