lunes, 20 de diciembre de 2010

VICTORIA

El movimiento rítmico de sus piernas denotaba la tensión, sentado en el banco del vestuario, con los brazos cruzados, esperaba su turno. Se colocó las muñequeras y respiró profundamente mientras el levantador que le precedía saltaba al parquet.

La megafonía bramó su nombre; la barra con los pesos a los lados ya estaba preparada en el centro del escenario. Se situó delante de ella, no sin antes lanzar una mirada fugaz al público y a ese asiento, vacío por primera vez en mucho tiempo.

Puso sus enormes manos en la barra, flexionó las rodillas, y respiró aprovechando esos escasos segundos de concentración máxima, descargó con un grito ahogado toda su fuerza, la barra se elevó por encima de su cabeza durante los 3 segundos reglamentarios, los 3 segundo más importantes de su carrera deportiva..

Los aplausos atronaron en el pabellón mientras la megafonía anunciaba el nuevo record “210 kilos en arrancada”.

Veinte minutos después, tomaba un taxi en la puerta del polideportivo para dirigirse al hospital, el nerviosismo y la tensión crecían dentro de él y el cansancio empezaba a florecer. Afortunadamente el tráfico respetó su prisa y enseguida llegaron a su destino.

Subió a la tercera planta y preguntó por su mujer. Después de un rato, que se le hizo eterno, una enfermera de blanco inmaculado salió del paritorio con un bebé en sus brazos: una niña de 3 kilos 450 gramos.

La cogió con toda su delicadeza y la elevó por encima de su cabeza durante tres segundos. Esta vez no hubo aplausos pero fueron los tres segundos más bonitos de su vida. Os presentamos a Victoria.

José Tejada

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