domingo, 28 de noviembre de 2010

PASIÓN EN EL GERIÁTRICO

Eran las 8 de la tarde de un martes cuando Angélica regresaba de trabajar y el teléfono sonaba insistentemente. Era una llamada del geriátrico “7º cielo” donde estaba internado su tío.
– ¿Cómo, cómo dice?
–Que su tío Ernesto ha fallecido.
–Pero cómo puede ser eso, si el domingo estaba pletórico, nos estuvo contando sus ilusiones y su nuevo enamoramiento. Decía que se había enamorado de Paquita la que canta las bolas del bingo. Ahora mismo voy para allá.
Angélica colgó el auricular y los nervios se apoderaron de ella. No podía comprender cómo habría sucedido, además detectó cierta zozobra en las explicaciones de la directora del centro. Se acordó de su amiga Mimi, ayudante del famoso detective Arturo Paniagua y pensó que la llamaría para que la acompañara.
–Mimi, mi tío ha fallecido, te necesito.
Mimi con su jefe Arturo estaban dando los últimos toques a una investigación y se sorprendió de la llamada de su amiga. Así que, decidió que irían a buscarla.
Se dirigieron al 7º Cielo. Durante el trayecto Angélica les fue relatando la conversación con la directora del centro y sus dudas.
Al entrar en el geriátrico, en uno de los rincones del recibidor, Baldomero, otro de los internados, les observaba. Esto, no pasó inadvertido para Mimí.
Después de las presentaciones, Arturo, Angélica y la directora se fueron hacia la habitación del difunto. Mientras, Mimi que se había quedado intencionadamente atrás, se acercó al abuelo de la entrada y le preguntó:
– ¿Conocía Vd. a Ernesto?
Baldomero cabizbajo le contestó:
–Sí, era mi compañero de habitación.
– ¿Notó algo raro anoche?
–Vi. como entraba Tomás, que duerme en una habitación del piso de arriba, y me extrañó que nos llenara el vaso de agua, cuando eso lo suele hacer la enfermera. Yo no tenía sed y me di la vuelta para dormirme y no he bebido agua en toda la noche.
– ¿Cómo dice?
Mimí salió corriendo hacia el dormitorio de Ernesto, donde ya estaban los demás. Fue directa a los vasos y efectivamente el de Baldomero estaba intacto y el otro vacío. Se lo acercó a la nariz y el fuerte olor a lejía casi la marea. Estaba claro ¡había sido un envenenamiento por cloruro!
Nadie se explicaba la razón del comportamiento de Tomás, hasta que éste lo confesó todo. ¡También se había enamorado de Paquita! Pero ella se inclinaba por Ernesto.
Llegando a la conclusión que era un crimen pasional.
¡Por amor no se muere pero los celos matan!

Lola Judez, Pilar Otero, F. Escrivá Costa. Rosario Berga. Mª Luisa Picornell, Mª Luisa Munuera

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