miércoles, 17 de noviembre de 2010

CAMINANDO POR LA VIDA

Siguieron caminando dejando atrás aquel lugar, en el que sintieron que era el principio del fin.
Sin atreverse a hablar en los veinte minutos que tardaron en cruzar el campo, que les llevaría hasta el puente.
Una lluvia fina empezó a mojar sus rostros cuando salieron de la residencia, y a cada paso que daban, parecía ir cayendo con más fuerza.
Se sintieron aliviados y cobijados por aquel puente que solían ver desde la ventana de sus habitaciones.
Juan y Pedro rieron divertidos. Sus ojos brillaban, con aquella mezcla de complicidad y travesura que tuvieron hace años. Sus manos se entrelazaron, casi sin darse cuenta, y fue Juan quién comenzó a hablar, pues siempre había sido el más lanzado, mientras Pedro temblaba y casi no se atrevía a respirar. Era una persona tímida y frágil.
—Hemos esperado tanto, demasiado.
—Los dos lo sabíamos pero las circunstancias, el qué dirán y tantas cosas.
Juan volvió a ser valiente, le besó en los labios. Los dos se abrazaron. ¡Había sido ese abrazo contenido en tantas ocasiones!
Atrás quedaron los miedos, el que dirán y tantos impedimentos. ¿A quién podía perjudicar que dos personas se amasen como ellos?
Dejó de llover. No era el principio del fin sino el principio de la vida que siempre habían deseado.


María José Almeida

3 comentarios:

  1. Que bonito!!! Hay que ver que bien escribe esta chica, es la mejor, le debe de venir de familia,ja.
    July.

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  2. Es un relato muy suave como la lluvia que cae, tieno y tremendamente actual, todavia se esconde el amor, o se disimula en ciertos lugares, y creo que el amor no se puede denunciar.

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  3. Que bien escrito, esta chica es la mejor!!Le debe de venir de familia.

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